martes, 15 de marzo de 2011

TESTIGOS DE CRISTO



Hubo un proceso histórico contra Jesús; fue llevado a los tribunales de los poderosos de su tiempo y condenado a muerte. Pero, este proceso no ha terminado. Es una lucha que se prolonga más allá, a lo largo de los siglos, en la Iglesia. Jesús es signo de contradicción: con él, o contra él.



Hay una oposición radical del “mundo” contra Jesús; ese “mundo” ha declarado culpable a Jesús, indeseable, reo de muerte; y así piensan los que siguen criterios de ese “mundo” que no ha aceptado a Dios ni a su Enviado Jesucristo.



“Más vale que muera uno que no todo el pueblo” (Jn. 18,24). Para ellos, Jesús era indigno de vivir, enemigo de los hombres. Hoy, lo mismo. Hay quien pretende hacer justicia a los pobres, liberar a los oprimidos, extender la cultura y hacer progresar a los pueblos, persiguiendo a la Iglesia, arrojando a Cristo de la vida social, de la vida pública y de las conciencias de las gentes. En nombre de la modernidad y de la posmodernidad, se ataca a Cristo y a su Iglesia; los poderes del mundo se oponen al Evangelio y combaten a Jesús y a su Iglesia, creyendo que con ello hacen un bien a la humanidad.



A este proceso los cristianos asistimos como testigos de Jesús, como nos enseño él: “Vosotros seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el confín de la tierra”. La verdad que proclama el testigo cristiano es la voluntad salvífica de Dios. El testigo que así testifica suscita inevitablemente la oposición de Satanás y se enfrenta con el “mundo” que no acepta a Cristo. Satanás y sus seguidores tienen otro plan, que saben presentar de forma seductora incluso para los elegidos.



Los seguidores de Cristo han de hacer una opción clara y decisiva: con él o contra él. En el gran proceso del mundo contra Cristo y su doctrina, nosotros hemos sido citados como testigos de Jesús.

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